Foro
El periodismo dominicano ha sido, durante más de un siglo, un refugio de lucha y transformación para las mujeres que narran el país desde sus propias experiencias. El entorno digital representa un nuevo frente, marcado por el acoso y el discurso anti-igualdad, pero también por oportunidades de incidencia.
Santo Domingo, República Dominicana (Julio, 2025). Desde las páginas independientes de la revista Fémina, fundada por la maestra normal y periodista Petronila Angélica Gómez Brea, el 15 de julio de 1922; pasando por las colaboraciones audaces de la historiadora Abigaíl Mejía, hasta el coraje de la autodidacta Pía Rodríguez al incursionar en la sección política tras la caída del trujillismo, el periodismo dominicano ha sido un terreno donde las mujeres han resistido, contado y transformado.
En las décadas siguientes, voces combativas como las de Margarita Cordero y Altagracia Salazar marcaron el pulso crítico de los años 80 y 90; mientras miradas profundas —como las de María Ugarte, Susana Morillo y Emely Tueni— revelaron la dimensión social que los titulares muchas veces ocultaban. Con una investigación rigurosa, Minerva Isa sacudió verdades. Emilia Pereyra entrelaza literatura y hechos con maestría. Y Azize Melgen impuso su voz en la pantalla, firme y reveladora.
Todas ellas, y un gran colectivo, con distintas formas de narrar, han demostrado que en República Dominicana el periodismo no solo ha sido oficio, sino también resistencia para las mujeres. Y, aunque en las universidades es una carrera profesional feminizada, y cada vez más comunicadoras ocupan redacciones, lideran coberturas y narran las realidades del país con profundidad y compromiso, los datos y testimonios confirman que la igualdad profesional es una tensión cotidiana.
Cifras extraoficiales confirman que en varias salas de redacción la mayoría de los puestos operativos están ocupados por mujeres, pero solo una minoría alcanza cargos directivos. “La presencia de las periodistas en roles de toma de decisiones sigue siendo limitada, lo que revela un marcado techo de cristal en los medios dominicanos”, precisa la jefa de redacción del periódico Hoy, Marien Aristy Capitán.
Además, si bien se ha superado la época en que -como narró Pía Rodríguez a su hija Dania Goris-, se contaban a las periodistas con los dedos de las manos, aún se enfrentan sesgos editoriales que relegan las agendas de género o les asignan espacios marginales. “Muchas optan por crear sus propios medios o practicar el periodismo independiente para tener voz plena sobre los temas que les atraviesan”, indica la estratega de comunicación política y periodista Lily Luciano.
En el terreno digital 
En este sentido, la especialista de Redes Sociales, Karla Báez, afirma que en los entornos digitales, las redes sociales se han convertido en aliadas poderosas. Plataformas como X (antes Twitter), Instagram y Facebook permiten que comunicadoras amplifiquen sus voces, conecten directamente con sus audiencias y posicionen temas silenciados por los medios tradicionales. Si bien esta participación online ha transformado el perfil del periodismo, dando lugar a publicaciones, transmisiones en vivo y análisis con perspectiva de derechos humanos, la realidad es que se abre otro campo de batalla.

 
				










